La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta a alrededor del 2% de la población. No es hereditaria, pero existe una predisposición genética que, junto a factores ambientales como el estrés, infecciones o una dieta inadecuada, puede contribuir a que la enfermedad se manifieste. 

Una alimentación correcta tendrá un efecto importante en el desarrollo y la evolución de la enfermedad, debiendo formar parte del tratamiento.

Una dieta para psoriasis determinada y especial no existe, pero sí se conoce que una alimentación basada en la dieta mediterránea, prestar atención a ciertos nutrientes y unos hábitos de vida adecuados y saludables, puede permitir a la piel mantenerse en mejores condiciones y controlar mejor la enfermedad.

Se ha demostrado que las dietas hipocalóricas mejoran los síntomas y pueden ayudar en la prevención y el tratamiento de formas moderadas de psoriasis.

Para una correcta pauta de tratamiento la alimentación debería tender a ser más vegetal, aunque con abundantes fuentes de ácidos grasos omega 3, así como: pescado azul como atún o salmón, frutos secos, semillas y aceite de oliva virgen extra.

El consumo de tres piezas de fruta al día y dos piezas de verduras garantiza una ingesta adecuada de sustancias antioxidantes protectoras.

Además, las vitaminas como la A, presente en frutas como los melocotones, las nectarinas o las ciruelas, o la vitamina C, presente en las frutas de hueso y en las uvas de mesa, pueden contribuir a mejorar los síntomas porque son esenciales para la síntesis de colágeno y el mantenimiento y reparación de las células de la piel.

Las frutas de hueso y las uvas también son una fuente de selenio, un oligoelemento esencial que ayuda a crear antioxidantes que previenen el daño celular.

Un estilo de vida saludable, que evite hábitos tóxicos como el tabaco y el consumo de alcohol, también será positivo para la psoriasis ya que concretamente, el alcohol estimula la liberación de histamina y esto favorece la inflamación y empeora las lesiones de la piel. Además, el consumo de alcohol se relaciona con alta ingesta de grasas saturadas y baja ingesta de frutas y verduras.

La práctica de ejercicio físico regular también es muy recomendable; andar, correr, ir en bicicleta, nadar (evitar las piscinas con cloro) y actividades de relajación como el yoga o la realización de estiramientos aumentan la sensación de bienestar y resultan beneficiosas para las personas que padecen psoriasis.

En conclusión, la dieta mediterránea basada en: aceite de oliva virgen, cereales integrales, legumbres, pescado, frutos secos, fruta, verdura y el equilibrio entre la ingesta de ácidos grasos omega 3 y los ácidos grasos omega 6 puede mejorar los marcadores de inflamación vascular y permitir también que la piel esté en un mejor estado, dentro de las posibilidades individuales y según la forma de psoriasis que padezca cada persona.