¿Cuál es el verdadero origen del paraguayo?

El paraguayo tiene un origen asiático, concretamente en China. No proviene de Paraguay, aunque su nombre lo sugiera. Su origen se remonta a una mutación natural del melocotonero, conocida científicamente como Prunus persica var. platycarpa. En China, esta fruta se llama ping-tzu-tao, que se traduce como “melocotón de plato”, en referencia directa a su forma achatada.

No hay una fecha exacta de su aparición, pero se sabe que lleva siglos cultivándose en Asia. Desde allí, llegó al Mediterráneo a través de las rutas comerciales pasando por Persia, como muchas otras frutas de hueso, . En el siglo XIX, el paraguayo se introdujo en Estados Unidos, donde poco después empezó a ganar relevancia en agricultura y consumo. En Europa comenzó a cultivarse de forma más regular en el siglo XX, sobre todo en zonas con clima suave y veranos calurosos.

El nombre “paraguayo” no tiene una explicación clara. Algunas teorías apuntan a que durante la colonización española este fruto se llevó a América del Sur y allí se empezó a asociar con Paraguay por la adaptación del cultivo o el intercambio comercial. Sin embargo no hay ninguna relación botánica ni histórica que lo vincule directamente con el país.

Hoy sigue habiendo confusión con su nombre. En algunos países se le llama “durazno pelado”, “melocotón plano” o incluso “durazno japonés”. En realidad, todos se refieren a la misma fruta. Lo cierto es que el origen paraguayo en sentido estricto, es en sí un mito. La fruta es 100% asiática y su evolución ha sido global.

¿Dónde se cultiva el paraguayo actualmente?

El paraguayo se cultiva en muchas regiones del mundo, siempre que haya condiciones climáticas templadas y suelos adecuados. En España, las principales zonas productoras las tenemos en el sureste y noreste del país. Destaca sobre todo las zonas de Murcia, Aragón y Cataluña, donde las temperaturas cálidas del verano y la buena gestión del riego permiten cosechas de gran calidad.

El cultivo del paraguayo necesita terrenos bien drenados, sin caliza y con suficiente agua. Algunas variedades toleran cierta salinidad en el suelo, pero siempre los agricultores deben controlar con precisión el riego, la poda y la protección contra plagas. A nivel técnico, el paraguayo comparte muchos requisitos de cultivo con el melocotonero, aunque su fruta tenga una morfología distinta.

En estas zonas de España, la temporada de recolección suele comenzar en junio y puede alargarse hasta septiembre, dependiendo de la variedad. El producto se comercializa tanto en el mercado nacional como en exportación, principalmente a países europeos donde hay demanda de frutas de verano.

Fuera de España, también hay cultivos importantes de paraguayo en Italia, Grecia, Francia y Estados Unidos. En América Latina, aunque no se produce a gran escala, sí hay pequeñas zonas en Chile o Argentina donde se cultiva para consumo local.

El cultivo ha crecido en los últimos años gracias a su sabor, su forma manejable y su buena conservación. Pero no es una fruta que esté presente en todos los huertos. Su producción requiere experiencia y condiciones específicas. Por eso, aunque tengamos esta fruta disponible en verano, no es tan común como otras frutas de hueso.

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