Es una pregunta muy común. Mucha gente se preocupa por si las uvas provocan estreñimiento, sobre todo por su dulzor o por si tienen poca fibra. Pero la verdad es que las uvas no estriñen. Al contrario, si las comes con piel y con pepitas, pueden ayudarte a mejorar el tránsito intestinal.

Esto se debe a que contienen fibra y agua, dos elementos clave para ir bien al baño. La fibra hace que las heces tengan más volumen y la digestión sea más regular. Y el agua hidrata los intestinos, facilitando la «evacuación».

Eso sí, no hacen efecto inmediato ni funcionan igual en todo el mundo. Si tu alimentación es baja en fibra o no bebes suficiente líquido, no notarás mucho cambio. Pero si llevas una dieta equilibrada, comer uvas a diario te ayudará tanto en tu salud general como en prevenir el estreñimiento.

¿Por qué las uvas pueden ayudarte con el estreñimiento?

Vamos a ver los beneficios concretos de esta fruta cuando se trata de regular el intestino:

  • Tienen fibra natural: La piel y las pepitas de la uva aportan fibra insoluble, que ayuda a mover los residuos por el intestino de forma más rápida y eficiente.
  • Son muy ricas en agua: Una uva está compuesta por más de un 80 % de agua. Esto es clave, porque mantenerte bien hidratado también favorece el tránsito intestinal.
  • Actúan como un laxante suave: No es que vayas corriendo al baño después de comer uvas, pero si las tomas con frecuencia, pueden ayudar a regularte de forma natural.
  • Son fáciles de digerir: No provocan hinchazón ni pesadez. Por eso se toleran bien incluso en personas con digestión lenta o problemas digestivos leves.
  • Aportan antioxidantes y ayudan a la flora intestinal: Gracias a sus polifenoles y compuestos naturales, también benefician al sistema digestivo a largo plazo.

Si te cuesta ir al baño y buscas una forma natural de mejorar, las uvas pueden ser una buena aliada. Eso sí, come la piel (que es donde está la fibra) y elige las versiones con semilla.

¿Cómo tomar uvas para que realmente ayuden?

Para que las uvas tengan ese efecto positivo en tu digestión, lo ideal es tomarlas de forma sencilla pero con sentido común. Aquí van algunos consejos:

Con piel y, si puedes, con pepitas. Ahí es donde está gran parte de la fibra. Las uvas peladas o sin semillas son cómodas, pero pierden parte del beneficio.

Mejor por la mañana o como snack a media tarde. No hay una hora exacta, pero mucha gente nota que le sientan mejor lejos de comidas muy pesadas.

Bebe agua durante el día. La fibra sin agua puede ser incluso contraproducente. Asegúrate de hidratarte bien si comes uvas a menudo.

No hace falta comer muchas. Un puñado al día (100–150 gramos) es más que suficiente para notar sus efectos dentro de una dieta equilibrada.

Evita el zumo de uva industrial. Si eliges un zumo de uva, que sea natural y sin azúcar añadido. Los zumos comerciales no tienen la fibra y pueden provocar el efecto contrario.

¿Y si no sabes cómo incluirlas en tu dieta?

Si te falta inspiración, no te preocupes: en nuestra sección de recetas con uvas puedes descubrir un montón de ideas fáciles, sabrosas y saludables para comerlas de mil formas distintas. Desde desayunos hasta ensaladas o postres ligeros. Y si además quieres aprender qué otras frutas ayudan al tránsito intestinal, también te lo contamos.