La nectarina, ¿provoca estreñimiento o, al contrario, ayuda a regular el tránsito intestinal?
La respuesta es clara: las nectarinas no estriñen. De hecho, gracias a su contenido en fibra y agua, son una buena aliada para quienes buscan una forma natural de mejorar la digestión.
Eso sí, como ocurre con cualquier alimento, su efectividad también va a depender del contexto de tu dieta, de la cantidad que comas y de tus hábitos diarios de hidratación y actividad física. Comer una nectarina de vez en cuando no será milagroso, pero dentro de una alimentación equilibrada sí puede marcar la diferencia.
¿Por qué las nectarinas pueden ayudarte con el estreñimiento?
La nectarina comparte muchas propiedades con el melocotón, pero se caracteriza por su piel lisa y por una textura ligeramente más firme. A nivel digestivo, tiene varios puntos a favor:
- Contienen fibra natural: Una nectarina de tamaño medio aporta entre 2 y 3 gramos de fibra, la mayor parte en su piel. Esta fibra insoluble es la encargada de acelerar el tránsito intestinal, ya que aumenta el volumen y facilita que los residuos se desplacen con mayor regularidad.
- Son ricas en agua: Más del 85 % de la nectarina es agua. Este alto contenido es fundamental para evitar el estreñimiento, ya que hidrata los intestinos y permite que la fibra cumpla bien su función.
- Actúan como regulador suave: Las nectarinas no son un laxante fuerte, pero si las comes con frecuencia funcionan como un apoyo natural para ir al baño con mayor regularidad.
- Son fáciles de digerir: Al ser una fruta ligera, suelen tolerarse bien incluso en personas con digestiones lentas o con cierta sensibilidad intestinal. Eso las convierte en una opción segura frente a otras frutas más pesadas.
- Aportan antioxidantes y minerales: Además de la fibra y el agua, las nectarinas contienen vitaminas A y C, potasio y compuestos antioxidantes que ayudan a mantener la salud digestiva a largo plazo y favorecen un equilibrio en la flora intestinal.
¿Cómo tomar nectarinas para que realmente ayuden a ir al baño?
No basta con comer una nectarina de vez en cuando: lo importante es cómo y cuándo las incluyes en tu dieta. Aquí tienes algunos consejos prácticos:
- Come la piel siempre que puedas. Es ahí donde se concentra la mayor parte de la fibra. Una nectarina bien lavada es segura y más beneficiosa que si la pelas.
- Tómalas enteras, no en zumo. Los zumos, incluso caseros, eliminan gran parte de la fibra y pueden concentrar demasiado azúcar, provocando justo el efecto contrario.
- Elige el momento adecuado. Mucha gente nota que sientan mejor como desayuno, a media mañana o como merienda ligera, ya que no interfieren con comidas muy copiosas.
- Controla la cantidad. Con una o dos nectarinas al día es suficiente. No hace falta abusar: lo ideal es variar las frutas y no centrar la fibra solo en una fuente.
- Combínalas con hidratación. La fibra necesita agua para funcionar correctamente. Si tu dieta es pobre en líquidos, las nectarinas no tendrán el mismo efecto positivo.
¿Y si no sabes cómo incluirlas en tu dieta?
Si no se te ocurren ideas más allá de comerlas frescas, puedes probarlas en ensaladas de verano, mezcladas con queso fresco o frutos secos, añadirlas a smoothies junto a avena y leche vegetal, o usarlas en tartas y postres ligeros. Su dulzor natural hace que no necesites añadir mucho azúcar.
Si te falta inspiración, no te preocupes: en nuestra sección de recetas con nectarinas puedes descubrir un montón de ideas fáciles, sabrosas y saludables para comerlas de diferentes formas.



























































































