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Recetas con albaricoques: ligeras, frescas y llenas de energía
El albaricoque es una de las joyas del verano: pequeño, aromático y con un equilibrio perfecto entre dulzor y acidez. Aunque solemos comerlo fresco como tentempié, lo cierto es que este fruto se adapta a muchísimas preparaciones culinarias, tanto dulces como saladas. Su versatilidad lo convierte en un ingrediente ideal para ensaladas, postres, salsas, guisos ligeros o incluso bebidas refrescantes.
Una de sus grandes ventajas es que no necesita complicaciones: basta con lavarlo, abrirlo y retirar el hueso. A partir de ahí, puedes usarlo en mitades, en gajos, triturado o cocinado. Se comporta de maravilla en recetas rápidas y también en platos más elaborados, aportando siempre color, frescura y un toque afrutado que no pasa desapercibido.
La temporada de albaricoques en España es corta pero intensa: va de mayo a julio, siendo junio el mes de máxima producción y mejor sabor. Apostar por recetas con albaricoques en estos meses significa disfrutar de un producto en su punto exacto de maduración, con toda su jugosidad y aroma.
Beneficios de incluir albaricoques en tus recetas
Más allá de su sabor delicioso, los albaricoques aportan un gran valor nutricional:
Son ricos en betacarotenos y vitamina A, fundamentales para la vista, la piel y el sistema inmunitario.
Contienen vitamina C, que refuerza las defensas y favorece la absorción de hierro.
Aportan fibra natural, especialmente si se consumen con piel, lo que ayuda a regular la digestión.
Son frutas hidratantes, con más de un 85 % de agua en su composición.
Tienen potasio y magnesio, minerales que apoyan el sistema nervioso y el equilibrio muscular.
Además, son bajos en calorías y muy saciantes, que los convierte en un aliado perfecto para dietas equilibradas y menús ligeros de verano.
¿Qué tipos de recetas con albaricoques se pueden hacer?
Los albaricoques pueden estar presentes en tu mesa desde el desayuno hasta la cena. Aquí tienes algunas ideas para inspirarte:
Desayunos y meriendas
Añádelos en rodajas a un yogur con avena, combínalos con plátano y frutos secos en un bol de frutas o bátelos con leche vegetal y un poco de miel para un smoothie cremoso. También puedes hacer tostadas con queso fresco, rúcula y albaricoque en láminas.
Entrantes y aperitivos
En ensaladas de verano, los albaricoques aportan frescura y contraste. Combínalos con hojas verdes, queso de cabra y nueces, o prepara brochetas de albaricoque con jamón serrano y mozzarella. Otra opción es asarlos y servirlos sobre tostas con ricotta y miel.
Platos principales
Los albaricoques funcionan muy bien en platos salados. Puedes usarlos para dar un toque afrutado a un cuscús con verduras y frutos secos, preparar una salsa de albaricoque para carnes blancas como pollo o pavo, o incluirlos en guisos ligeros al estilo marroquí, donde aportan dulzor y aroma.
Postres y repostería
Aquí los albaricoques brillan con luz propia. Son ideales en tartas, clafoutis, bizcochos o compotas. También puedes hacer mermelada casera o simplemente hornearlos con un poco de canela y servirlos con yogur griego o helado de vainilla.


































































































