En España, la temporada de las cerezas se extiende habitualmente desde finales de abril hasta mediados o finales de julio, aunque esa ventana puede variar según la variedad concreta y la región cultivadora. En zonas más cálidas y con suelos favorables, las primeras cerezas pueden aparecer ya en abril, mientras que y en territorios más fríos la recolección se demora hasta junio.

La máxima producción suele concentrarse entre mayo y junio, la época en que el fruto alcanza su punto ideal de sabor. Aunque algunas variedades tardías pueden mantenerse hasta julio e incluso principios de agosto.

El hecho de que cada variedad tenga su propio calendario de maduración permite extender la temporada real de venta y su consumo. Gracias a selecciones tempranas, medias y tardías, es posible disfrutar de cerezas frescas durante varias semanas seguidas.

España es uno de los países destacada en producción de cerezas con una marcada tradición frutícola. Las zonas más relevantes incluyen el Valle del Jerte, Aragón, Murcia, Cataluña, Castilla y León y la Comunidad Valenciana. En particular, el Valle del Jerte destaca por sus cerezas “picotas”, que se recolectan dejando que el pedúnculo se desprenda de modo natural, un rasgo cualitativo importante.

¿Por qué conviene comprar cerezas durante su época natural?

Mayor valor nutricional: al madurar en el árbol, las cerezas alcanzan niveles superiores de antioxidantes, vitamina C y minerales como el potasio. Las cosechadas antes de tiempo o maduradas en cámaras no ofrecen la misma calidad de nutrientes.

Sabor y aroma auténticos: la maduración natural permite que los azúcares y compuestos aromáticos se desarrollen plenamente. El resultado son cerezas dulces y con un olor característico inconfundible.

Frescura asegurada: cuando se recolectan en su punto y se distribuyen rápidamente, conservan firmeza y calidad durante varios días.

Consumo sostenible y apoyo local: elegir cerezas de temporada significa apoyar la producción local, reducir la huella de carbono y respetar los ciclos naturales del campo. Al comprar en época también se impulsa el trabajo de pequeños productores y cooperativas, que mantienen variedades autóctonas y preservan la biodiversidad agrícola.

Principales variedades de cereza según su temporada

En España conviven diferentes variedades que las podemos agrupar en cerezas tempranas, de media estación o tardías. De esta forma, nos permite escalonar su recolección:

  • Burlat es una de las más tempranas, y marca muchas veces el inicio de la temporada (desde mayo). Tiene un color rojo intenso y buen equilibrio entre dulzor y acidez.
  • Otras variedades de media estación permiten mantener la producción en junio, como Lapins, Van o Regina, que combinan firmeza y sabor dulce.
  • En algunas zonas como el Valle de las Caderechas, existen variedades tardías que se extienden hasta agosto, entre ellas “fresona”, “negra tardía”, y otras dentro del sello “Cereza del Valle de las Caderechas”.

Gracias a la diversidad de variedades y a la innovación agrícola, la temporada de cerezas se ha alargado en las últimas décadas, incorporando así cultivos adelantados o tardíos para cubrir la demanda de los consumidores.

Consejos para elegir las mejores cerezas de temporada

A la hora de comprar cerezas, es importante saber reconocer cuáles están en su mejor momento para disfrutar de su frescura, sabor y valor nutritivo. Unos segundos de observación y tacto nos sobran para diferenciar un fruto excelente de otro que no lo está.

La piel es el primer indicio: debe verse lisa, brillante y con un color uniforme, que puede variar del rojo intenso al casi negro según la variedad. Pero siempre sin manchas verdes ni zonas apagadas. El pedúnculo o rabillo también habla mucho; cuanto más fresco, firme y verde se vea, más reciente habrá sido la recolección.

El tamaño no siempre define la calidad, pero sí suele estar relacionado con el sabor. Las cerezas grandes y carnosas suelen resultar más dulces, mientras que las pequeñas tienden a ser algo más ácidas, lo que puede gustar a quienes prefieren sabores más frescos.

Otro detalle clave es el tacto. Una cereza madura debe estar firme pero no dura como una piedra. Al presionarla ligeramente, debe ofrecer cierta resistencia sin hundirse. Si notas blandura excesiva o pérdidas de su jugo natural, probablemente ya esté pasada de maduración.

Por último, no olvides el aroma. Las cerezas frescas desprenden un perfume delicado y dulce, perceptible incluso sin acercarlas demasiado. Si apenas huelen o no tienen aroma, seguramente no han madurado lo suficiente o han perdido cualidades durante el transporte.

¿Cómo conservarlas y aprovecharlas al máximo?

La cereza es una fruta delicada y altamente perecedera, por lo que conviene que la comamos lo antes posible tras la compra. Aun así, hay estrategias para conservarlas unos días más en buen estado y para aprovecharlas si has comprado más cantidad de la necesaria.

Si todavía no están del todo maduras, lo mejor es dejarlas a temperatura ambiente, extendidas en una bandeja y sin apilarlas. En dos o tres días completarán de forma natural su maduración. Cuando ya están listas, conviene guardarlas en la nevera, preferiblemente en la zona menos fría y dentro de un recipiente ventilado o una bolsa de papel. Así pueden durar entre cuatro y siete días sin perder demasiada calidad.

Un consejo práctico es no lavarlas hasta el momento de comerlas. El exceso de humedad puede acelerar la aparición de moho o ablandar la piel. Basta con enjuagarlas justo antes de comerlas.

Si compras en gran cantidad o quieres disfrutar de cerezas más allá de su temporada, existen formas muy fáciles de conservarlas. Una de las más habituales es congelarlas: basta con deshuesarlas, colocarlas en una bandeja sin que se toquen y, una vez congeladas, guardarlas en bolsas herméticas. Así mantienen su sabor durante meses y resultan perfectas para smoothies, repostería o salsas.

También puedes aprovecharlas en elaboraciones caseras como mermeladas, compotas, chutneys o siropes. En nuestra sección de recetas con cerezas puedes encontrar ideas fáciles y rápidas para aprovechar esta deliciosa fruta de hueso.

En definitiva, disfrutar de cerezas en temporada garantiza la mejor experiencia posible: dulzura equilibrada, frescura auténtica y beneficios nutricionales. Conociendo cómo elegirlas y conservarlas, es más fácil sacarles el máximo partido y tener este fruto único siempre a mano, incluso cuando el calendario ya ha pasado su mejor época.