En España, la temporada del albaricoque comienza entre finales de mayo y principios de junio y se alarga hasta mediados de agosto dependiendo de la zona. En regiones cálidas como Murcia, Alicante o Valencia, puede adelantarse unos días, mientras que en zonas más templadas como Aragón o Cataluña se normaliza a partir de la segunda quincena de junio.

Los meses de mayor producción y mejor calidad son junio y julio. Durante estas semanas, los frutos maduran de forma natural en el árbol y llegan al mercado con todo su sabor, color y textura. Es el momento ideal para comprarlos frescos, consumirlos al natural o usarlos en recetas dulces y saladas.

Fuera de estos meses también se pueden encontrar albaricoques, pero suelen venir de cámaras frigoríficas o de otros países, y no suelen igualar del todo la calidad de los que están en temporada.

¿Por qué es importante consumir albaricoques durante su temporada natural?

Elegir esta fruta en los meses en los que se cultiva de forma más natural ofrece ventajas claras a nivel de calidad, sabor y aporte nutricional. Estos son los motivos principales:

Más frescura y mejor conservación. Los albaricoques recolectados en plena temporada no necesitan largas cadenas de frío ni procesos de maduración extra. Llegan a tu mesa con su textura intacta, su aroma natural y una mejor estabilidad que permite conservarlos en buenas condiciones durante más días en casa.

Sabor auténtico. Cuando maduran al ritmo que marca el clima, los albaricoques desarrollan su dulzor natural, su sabor característico y un perfil aromático mucho más intenso. Cuando los tomas en temporada significa disfrutar del fruto tal y como es, sin más.

Mayor valor nutricional. Un albaricoque madurado en el árbol contiene niveles más altos de compuestos bioactivos como el betacaroteno, la vitamina C y antioxidantes naturales. Estos nutrientes se mantienen mejor cuando el fruto no ha sido sometido a procesos artificiales o conservación prolongada.

Principales variedades de albaricoques según el momento de recolección

Aunque todas las variedades pertenecen a la misma especie (Prunus armeniaca), hay muchas diferencias entre ellas. Cada tipo tiene su propio calendario, aspecto y perfil de sabor:

  • Galta Roja: muy popular en la zona de Murcia. Se caracteriza por su piel con tonos rojizos y su sabor muy dulce. Suele recogerse entre finales de mayo y principios de junio.
  • Búlida: variedad clásica en toda España. De forma redonda, piel anaranjada y carne firme. Su temporada se extiende de mediados de junio a julio.
  • Canino: albaricoque grande y aromático, ideal para mermeladas. Tiene una producción más corta y madura a mediados de junio.
  • Paviot: típico de zonas altas y frescas. Es uno de los últimos en recolectarse, ya en julio o incluso agosto.
  • Moniquí: menos comercial, pero muy valorado en mercados locales. Carne blanca, textura jugosa y sabor equilibrado. Aparece a mediados de junio.

Si quieres más información, te recomendamos echarle un vistazo a nuestro artículo sobre variedades del albaricoque.  Cada zona productora tiene sus propias fechas de inicio y final de campaña, que permite disfrutar de albaricoques frescos durante al menos dos meses si se compran según procedencia.

Consejos para elegir albaricoques en su punto justo de maduración

Para disfrutar de un albaricoque en su mejor momento, es importante fijarse en varios aspectos. ¡Toma nota!:

El primero es el color. lo ideal es que presente un tono anaranjado homogéneo, o con una ligera zona rojiza si ha estado expuesto al sol. Si conserva zonas verdes, aún está inmaduro.

El tacto también dice mucho. Un albaricoque maduro cede ligeramente a la presión de los dedos, pero sin llegar a estar blando en exceso. Si está demasiado duro, todavía le falta, si está muy blando o con manchas oscuras, puede estar pasado.

El aroma es otro buen indicador. Un fruto en su punto desprende un olor dulce y afrutado muy característico. Si no huele a nada, probablemente fue recolectado antes de alcanzar la madurez.

Por último, observa la piel. Es importante que la piel sea fina, lisa y sin grandes imperfecciones. Algunas pequeñas marcas superficiales no afectan al sabor, pero sí conviene evitar aquellos con golpes o zonas dañadas.

En El Ciruelo seleccionamos siempre cada fruta para asegurarnos de que nuestros albaricoques siempre lleguen a ti en el estado perfecto de maduración y frescura.

¿Cómo conservarlos y aprovecharlos al máximo?

Una vez en casa, puedes dejar los albaricoques a temperatura ambiente si aún están algo duros, para que terminen de madurar. Si están en el punto perfecto (ya sabes cómo identificarlos 😉), consérvalos en la nevera en una bolsa perforada para mantener su frescura durante unos 4–5 días.

Si compras en grandes cantidades, puedes congelarlos (lavados y sin hueso), hacer compota, mermelada casera o incluso chutneys. También se pueden deshidratar para obtener orejones de albaricoque, una versión muy práctica para comer todo el año. Y si necesitas ideas para sacarles el máximo partido, visita nuestra sección de recetas con albaricoques, donde encontrarás propuestas fáciles, sabrosas y de temporada.